Yaissel Sánchez Orta. Secretaria general UGT l'Alacantí – La Marina

El 8 de Marzo es el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, un día de reivindicación por los derechos de la mitad de la población, las mujeres.

No podemos olvidar que este 8 de marzo, lo conmemoramos en medio de un conflicto bélico internacional que afecta a Europa y a gran parte del mundo. Por ello, denunciamos la situación que provocan las guerras,  todas las guerras, que dejan huellas del dolor en las familias, secuelas especialmente en las mujeres y las niñas, en muchas ocasiones son los testigos directos de lo peor del ser humano, como víctimas de trata y explotación sexual, así como de desplazamientos forzosos. Muestra de que los derechos de las mujeres estén en constante vulneración, por eso, como diría la pensadora Simone de Beuvoir «debemos estar siempre en alerta».

En nuestro país los avances legislativos nos han hecho avanzar, pero todavía tenemos retos muy importantes por alcanzar, especialmente en el mundo del trabajo. Hemos logrado con el acuerdo de reforma laboral – entre los sindicatos, el Gobierno y la patronal-, que los contratos indefinidos destierren el abuso que se realizaba del empleo temporal. Una noticia que es plausible y contrastada con las estadísticas, al modificar las tendencias que imperaban en el mundo del trabajo. No obstante, a pesar de estos cambios importantes, la precariedad sigue teniendo rostro de mujer, el 60 % del total del paro es debido a la pérdida del empleo de las mujeres, la parcialidad involuntaria se sigue firmando en femenino, así como lo son también los salarios más bajos y los empleos más infravalorados.

Desde UGT, llevamos años reivindicando que además de poner en marcha las políticas nacionales y autónomas, está la necesidad de la transposición de la directiva del Parlamento Europeo, relativas a la conciliación de la vida familiar y vida profesional, para aumentar el número de mujeres que se incorporen al mercado de trabajo. Hay que garantizar que esta incorporación sea con garantías, porque las excedencias no retribuidas por cuidado de familiares siguen siendo mayoritariamente ejercida por mujeres.

Por ello, venimos defendiendo con perseverancia que, para alcanzar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres, es necesaria la educación, como herramienta capaz de lograr una cultura igualitaria desde las edades tempranas, estableciendo el foco de atención en las causas estructurales que derivan en las violencias que se ejercen sobre las mujeres. Es preciso que en este cambio de cultura se establezca la igualdad como pensamiento único de las instituciones, de las empresas, del ámbito social, en definitiva de toda la sociedad.

La igualdad como pensamiento único, tiene que ejecutarse sin tibieza, permitiendo desde la unidad, el compromiso y el cumplimiento de la legislación vigente. Desarrollando imperativamente políticas transversales que abarquen acciones directas desde la educación, la sensibilización y la comunicación, hasta el fomento del empleo decente así, mediante los protocolos y planes de igualdad, con la financiación suficiente y los recursos humanos necesarios.

Ya no caben titubeos, ni excusas, por eso aprovechamos una vez más para reprochar al Ayuntamiento de Alicante, el recorte que ha ejercido en las partidas presupuestarias para el desarrollo de las políticas de igualdad. Las políticas que sensibilizan, que educan, que ayudan a combatir las violencias y las agresiones sexuales que se ejercen hacia las mujeres, por el hecho de serlo. Por tanto, la igualdad como pensamiento único tiene que ejecutarse con urgencia. El tiempo se les agota señor alcalde y con una política que se olvida de la mitad de la humanidad, debería plantearse si está a la altura de representar a toda la ciudadanía.