Yaissel Sánchez Orta. Secretaria Territorial UGT L´Alacantí-La Marina.
Cada día que baja la curva de incidencia de esta pandemia, nos sentimos esperanzados en que recuperemos la actividad económica, por un lado por la vía del alcance y la efectividad de las vacunas en un alto grado de porcentaje de la población, y por otro, por la efectividad de los planes de rescate y resiliencia con la ayuda de los fondos europeos y su ingente contribución.
sta vía, debe ser gestionada con la mayor celeridad posible para que los ERTEs, -herramienta útil acordada en el diálogo social entre la representación empresarial y los sindicatos de clase como UGT que ha frenado la sangría de destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo- no se tenga que seguir extendiendo en el tiempo por falta de perspectiva de recuperación de la normalidad en la actividad y además necesitamos que el desarrollo de estas ayudas y planes de recuperación puedan evitar la tentación de despedir por falta de recursos para mantener las empresas y los puestos de trabajo.
Si que es cierto, que ante este panorama de hoy y con una mirada puesta en el mañana, desde UGT, insistimos en la oportunidad de avanzar hacia la transformación del modelo que hoy prima en nuestro país y aún más en nuestra provincia, esa dependencia casi absoluta de un monocultivo de un sector de actividad.
Gran parte de la población activa sufrió en su propia piel y en sus hogares, los estragos producidos por las reformas laborales, sobre todo la del 2012, que ha precarizado de tal manera el mercado de trabajo y lo que comenzó con una crisis económica, se ha establecido como algo estructural, con empleos volátiles que han atrapado en la incertidumbre a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, sin distinción de edades, de formación ni tan siquiera de género, aunque hay que reseñar que las mujeres trabajadoras sin distinción de crisis, siempre son las más perjudicadas, tal y como describió Simone de Bouvair en su día.
Pero además, una de las consecuencias de esta reforma laboral, la sufren en primera instancia todas aquellas trabajadoras y trabajadores que sus salarios dependen exclusivamente del comportamiento del Salario Mínimo Interprofesional, por ello, en esta campaña de reivindicación sindical y aunque nos encontramos en una situación de pandemia, para UGT no existe excusa para que el SMI siga creciendo hasta llegar al 60% del salario medio neto, tal y como recoge la Carta Social Europea. Esta subida afecta a actividades como son la de los cuidados, la seguridad, la limpieza que precisamente en esta crisis sanitaria han sido esenciales para frenar este virus y no podemos olvidarlos.
Mirad, estaréis conmigo que la vida activa de las personas trabajadoras es como un círculo de eslabones que dependen unos de otros, es decir necesitan años de empleo, con salarios dignos y cotizaciones suficientes para acceder a la ansiada jubilación de manera digna. Pues bien, la actual ley de reforma de las Pensiones del 2013, imposibilita este hecho.
Por ello desde UGT venimos defendiendo que se debe partir desde el diálogo consensuado en el Pacto de Toledo para refrendar un acuerdo sobre las pensiones en este país, en el que no se penalice el poder disfrutar de la longevidad sin el acecho del factor de sostenibilidad. Este factor, así como el índice de revalorización de las pensiones vinculado al coste de la vida, es otro de los motivos para que sigamos exigiendo la derogación inmediata de esta ley impuesta.
Este es el momento, el tiempo apremia y la ciudadanía en general y la clase trabajadora en particular, espera que no existan más excusas para afrontar con valentía las reformas a las que se comprometieron los partidos de Gobierno, mes a mes cuando valoramos los indicadores de la economía, las variables del aumento del paro, de la caída de la contratación, del abuso sin fundamento de la temporalidad, de la creación de empleo precario, son argumentos que respaldan nuestra demanda sindical porque Ahora Si Toca.