El día 8 de marzo es un día de reflexión sobre el largo camino que las mujeres hemos recorrido para que nuestros derechos sean reconocidos. Derechos que van desde el espacio privado hasta el espacio público.
Desde la UGT-PV pensamos que hay un especial interés, por parte de algunos sectores, en difundir la idea de que esta fecha se ha quedado vacía de contenido, argumentando que mujeres y hombres tenemos los mismos derechos. Estas son opiniones neoliberales y conservadoras de colectivos “acomodados” que viven en un mundo irreal.
La verdadera situación es que las mujeres estamos todavía hoy, relegadas a un segundo plano en todos los ámbitos de poder, pero especialmente en el mundo laboral. Cobramos alrededor de un 23% menos que los hombres por un trabajo de igual valor; tenemos la mayor tasa de contratos temporales y a tiempo parcial; la maternidad en lugar de premiarse, se castiga con intentos y verdaderos despidos; renunciamos a nuestras profesiones por la familia, por los hijos, por nuestros ancianos; asumimos las tareas de la casa en mayor medida; son muy pocas las mujeres que llegan a puestos directivos y de responsabilidad y quienes lo hacen suelen renunciar a ser madres o delegan la crianza directa de sus criaturas.
La crisis amenaza el estado del bienestar, el gobierno con su reforma laboral nos impone recortes presupuestarios y elimina muchos derechos, unos consolidados y otros esperados que se convertirán en humo.
El permiso de paternidad tan esperado por muchos hombres comprometidos no llega, las escuelas públicas infantiles de 0 a 3 años son escasas. La corresponsabilidad, imprescindible para la igualdad efectiva, no termina de imponerse en nuestro imaginario colectivo y mucho menos en la vida cotidiana.
Corren peligro la Ley de Igualdad y con ella, la negociación colectiva y la posibilidad de introducir acciones positivas en los convenios; la ley del aborto y con ella, nuestra libre disposición a decidir sobre nuestros cuerpos; la ley de la dependencia y con ella, nuestro tiempo para dedicarlo al desarrollo profesional y a nuestra independencia económica, y cómo no, corre peligro la ley integral contra la violencia de género. En 2011, 61 mujeres han muerto a manos de parejas o exparejas. Para que esta ley sea efectiva y ayudar realmente a las mujeres en esta situación, necesita dotación económica y sin presupuesto no será efectiva. En definitiva, leyes que han sido hechas para las mujeres y para la garantía de ser ciudadanas con plenos derechos.
En todos los rincones del planeta, la violencia, la pobreza y el analfabetismo tienen rostro de mujer; la trata de personas fundamentalmente es de mujeres y niñas. Las discriminaciones encubiertas y a veces no tan encubiertas, y los micromachismos están a la orden del día. Desde la UGT-PV insistimos en la necesidad de fomentar desde la educación, valores de respeto e igualdad. Son necesarios otros modelos y maneras de relacionarnos, otra mirada sobre las mujeres, otra construcción del imaginario social y también en la vida real.
Porque la revolución, si se hace, también tendrá rostro de mujer.
Firmado: Petra Araque Catena, secretaria de la mujer de la UGT-PV.