12 de Agosto Día Mundial de la Juventud, ¿nos queda esperanza?

Los jóvenes, carne de cañón del desempleo y la precariedad

  La juventud somos uno de los colectivos más castigados por la crisis económica que atraviesa la Unión Europea en los últimos años, así lo indican los datos estadísticos publicados, que señalan que más de cinco millones de jóvenes de la UE estamos desempleados, lo que supone que uno de cada cinco jóvenes no podamos encontrar empleo en el mercado laboral.

La tasa de desempleo juvenil (superior al 20 %) es dos veces más alta que para el conjunto de la población activa y casi tres veces más alta que la de la población activa adulta. En algunos países como España, la tasa llega incluso a superar el 50%. El aumento de los niveles de desempleo ha propiciado que a los jóvenes nos resulte cada vez más difícil encontrar trabajo, se observa que un gran número de jóvenes no estamos ni en el mundo laboral, ni en el académico.
El desempleo juvenil de larga duración va en aumento hasta el punto de que el 28 % de los jóvenes desempleados menores de veinticinco años llevamos más de doce meses en esta situación, además, cada vez es mayor el número de personas jóvenes que no buscamos empleo activamente. Cabe destacar también la proporción de personas que abandonamos prematuramente los estudios, que sigue siendo superior al 14 %. Este porcentaje está muy por encima del objetivo del 10 % acordado en la Estrategia Europa 2020. La OCDE calcula que aproximadamente entre el 30 % y el 40 % de las personas que abandonan prematuramente los estudios presentan riesgo de enfrentarse a dificultades persistentes para acceder a un empleo estable, así como riesgo de marginación social en el futuro.
Teniendo presentes la debilidad de la política europea frente a la nacional y los intereses que de esta recae, el desfase entre la recuperación económica y la del mercado de trabajo, nos lleva a afirmar que no existe ninguna perspectiva de mejora inmediata o automática de la situación del empleo juvenil. Ello plantea un reto importante tanto para el conjunto de la UE como para los países más afectados, y exige una acción más decidida por parte de las autoridades públicas y la interlocución social, como por ejemplo con los sindicatos. Tanto la Unión Europea como los Estados miembros deben invertir en su juventud y proponer acciones inmediatas y eficaces, a fin de evitar y reducir las altas tasas de desempleo juvenil. No se puede seguir relegando a las generaciones más preparadas académicamente de la historia a ser los trágalas de este sistema perverso, el cual ni elegimos ni nunca nos han preguntado si pensamos que sea el adecuado. Ahora bien, este panorama no nos puede hacer decaer, como jóvenes formados e informados sabemos que, les guste o no a nuestros dirigentes, el progreso social está en nuestras manos y lo vamos a defender con uñas y dientes.

 

Información básica Servicio de hogar familiar 2015