Otra gestión deficiente. Rafael Cervera
4 de marzo de 2007
Que el campo valenciano está en crisis es una realidad que no necesita de mayores explicaciones. El ejemplo de los cítricos es más que elocuente, aunque éste no sea el único sector donde el productor está soportando la injusticia de no recibir precios por sus productos, lo que hace presagiar graves dificultades en el futuro más o menos cercano.
Un futuro que dependerá, en gran medida, de las facilidades que encuentren las personas jóvenes que habitan en el medio rural para realizar un relevo generacional en esta actividad económica, que supone una forma de vida y que posibilita el mantenimiento de la población en dicho medio, además de incidir de manera directa en la conservación del medio ambiente.
Por ello, desde la UPA-PV creemos que de poco sirven los lamentos o los intentos de hacer política pensando en las próximas elecciones a costa de esta crisis de precios que está asolando el campo valenciano, sino que lo verdaderamente importante es mejorar la gestión de manera que la indefensión actual no persista, pues de lo contrario a ver quien tiene la valentía de dedicar su vida y sus esfuerzos a la agricultura o la ganadería.
Todo ello cuando, desde la UPA-PV hemos detectado que las obligaciones de pago de las ayudas y subvenciones de minoración de los prestamos de las personas jóvenes que se han incorporado a la actividad en la Comunidad Valenciana cada vez se realiza con mayor retraso y, a día de hoy, superan el año desde su certificación. Por lo que la UPA-PV pedirá a la conselleria de Agricultura una moratoria en el pago de los préstamos debido a la situación de crisis que padece el sector.
Este tipo de cuestiones evidencian una gestión tan poco eficiente como negativa y que tiene su repercusión directa en las rentas agrarias, ya no de los agricultores más o menos asentados, sino de aquellos que inician su andadura en este duro oficio del campo, a quienes la administración autonómica debería tratar con sumo mimo.
En resumidas cuentas, no es aceptable que la Conselleria permita que los agricultores y ganaderos que se han incorporado a la actividad en estos últimos tiempos, así como los que han solicitado planes de mejora y han invertido en sus explotaciones, a través de estas líneas, tengan que añadir a sus descensos en las rentas producidos por la deficiente formación de los precios, un nuevo descenso por la ineficacia de quien debería velar por sus intereses.
Me dirán que hoy tenemos otros frentes más urgentes. Es cierto que es necesaria una estrategia negociadora que permita subsanar algunas de las deficiencias de la reforma de la OCM de cítricos, también es cierto que el hecho de dejar de ser región objetivo 1 en la UE, supondrá descensos en los fondos europeos de desarrollo rural que, hasta la fecha, hemos disfrutado, y también lo es que se deben acometer mejoras sustanciales en cuanto a los recursos hídricos en la Comunidad.
Pero no lo es menos que las múltiples campañas de promoción de los productos valencianos engrosan las cuentas de resultados de determinados comercios, obviando a los productores, que las reclamaciones hechas en solitario o con comunidades gobernadas por un determinado partido no suponen una solución, sino la politización del problema, que intentar enfrentar territorios es un error sin paliativos.
Porque la respuesta no puede ser una huida hacia delante, una carrera para ver quien tiene la culpa de lo que ocurre. La culpa es un concepto negativo que recuerda el pasado sin aportar salidas a la crisis que padecemos. Aquí y ahora lo verdaderamente necesario es hacer una gestión eficiente de los recursos, pocos o muchos, de que disponemos y de los que la Generalitat Valenciana está dispuesta a poner, que de momento se desconocen.
Firmado: Rafael Cervera Calduch, secretario general de la UPA-PV.