22 de febrero de 2006

La economía española crece pero persisten los desequilibriosLa economía española crece pero persisten los desequilibrios. La economía española sigue creciendo (un 3,4% en 2005, tres décimas más que en el año anterior) pero su crecimiento es desequilibrado. Dependemos mucho de la demanda interna, sobre todo del consumo, y de las importaciones; nuestra industria crece menos que otras actividades, como los servicios y la construcción; y nuestros costes laborales siguen siendo cada vez menores. Las tensiones inflacionistas se deben a los aumentos de los beneficios empresariales, que en 2005 crecieron a un ritmo del 9,1%, un punto y medio más que en el 2004.

Para que el crecimiento económico beneficie a todos, no sólo a unos, es preciso un cambio de modelo productivo basado en empleo de calidad, más inversiones en capital humano (educación, formación y cualificación de la mano de obra) y físico (infraestructuras e innovaciones tecnológicas). Este modelo productivo posibilitará un tejido industrial sólido y comprometido con el medio ambiente y una mejora de nuestra competitividad.  

Las cifras de Contabilidad Nacional referentes al cuarto y último trimestre del año 2005 evidencian que en el tramo final de año precedente la economía española continuó manteniendo un ritmo de actividad muy alto, estabilizándose el crecimiento interanual a una tasa del 3,5% durante el cuarto trimestre del 2005, idéntico registro al alcanzado en el trimestre anterior. De acuerdo a este ultimo dato coyuntural de actividad aportado respecto al año precedente, durante el año 2005 la economía española aceleró su crecimiento hasta una tasa interanual del 3,4%, tres décimas mas que en el año anterior.

De igual forma que los datos aportados hoy por el INE no dejan lugar a dudas respecto a que el balance de la economía española en 2005 es claramente favorable en términos de actividad, también ponen de manifiesto que simultáneamente a este dinamismo de la actividad económica, persisten los importantes desequilibrios estructurales de nuestra economía (siendo especialmente preocupantes el exceso de inflación y el creciente déficit exterior), que ensombrecen los buenos resultados obtenidos en términos de actividad, evidenciando una vez mas la necesidad de cambiar radicalmente el patrón de crecimiento económico de nuestro país.

Por lo que respecta al cuarto trimestre del año 2005, la estabilidad en el crecimiento mostrada por la economía española durante ese periodo , es el resultado de una contribución mas moderada de la demanda nacional al PIB (5 puntos de aportación al crecimiento agregado, tres décimas menos que en el tercer trimestre de 2005) que se ha visto compensada con una contribución menos negativa del sector exterior (-1,5 puntos en el último trimestre de 2005 frente a –1,8 puntos de aportación al crecimiento en el trimestre anterior).

El dato anual de 2005 volvió a evidenciar que, pese a la ligera moderación de la demanda nacional observada en el tramo final del año, la demanda interna continúa siendo la partida del PIB que sustenta el crecimiento económico (acelera su contribución al crecimiento agregado en 5,3 puntos frente a los 4,9 puntos de aportación registrada en 2004) a la vez que se agudiza la tendencia de la demanda externa a lastrar el crecimiento, al aumentar en una décima su contribución negativa al PIB (-1,9 puntos en 2005 frente a –1,8 puntos de aportación al crecimiento en 2004).

En términos de resultados anuales para el 2005 y en relación a la composición del crecimiento desde la perspectiva de la demanda interna hay que destacar:

  • Continúa evidenciándose la fortaleza del consumo interno que, con una tasa de crecimiento interanual del 4,4%, muestra una ligera desaceleración de cuatro décimas respecto a los niveles alcanzados en el año 2004. �� Respecto al gasto en consumo de los hogares se observa que, pese a mantenerse en la misma tasa de crecimiento interanual que en el 2004 (4,4%), continúa situándose muy por encima de la renta disponible.
  • La formación bruta de capital fijo ha acelerado notablemente su crecimiento durante 2005 (tasa de crecimiento interanual del 7,2% frente al 4,9% en 2004), rompiendo así la tendencia decreciente iniciada en el 2004. En este sentido, son especialmente destacables los aumentos registrados en la inversión en bienes de equipo, que ha pasado de registrar una tasa de crecimiento interanual del 3,7% en 2004 a alcanzar un registro del 9,5% en 2005, es decir ha acelerado su crecimiento en 5,8 puntos. La inversión en construcción mantuvo su dinamismo durante los tres primeros trimestres del año, mostrando una ligera ralentización de siete décimas en su crecimiento durante el último cuarto del año.
  • Las exportaciones han mostrado una importante desaceleración respecto al 2004. Así, se ha pasado de una tasa de crecimiento interanual del 3,3% en 2004 a un registro del 1% en 2005, es decir, la capacidad exportadora de nuestra economía se ha reducido en 2,3 puntos en el año 2005. 
  • Las importaciones también mostraron una desaceleración en su ritmo de crecimiento que venía siendo notablemente acelerado desde el año 2002. De esta forma, el ritmo de crecimiento interanual de las importaciones se ha reducido en casi dos puntos durante el 2005 (tasa de crecimiento interanual en 2005 de 7,1% frente al 9,3% del 2004). Esta desaceleración de las importaciones no ha sido suficiente para compensar la desaceleración de las exportaciones, por lo que el resultado global ha sido una intensificación de la aportación negativa de la demanda externa al crecimiento de nuestra economía.
  • Como consecuencia de la mayor aportación negativa del sector exterior al PIB, la economía española ha empeorado su situación financiera frente al resto del mundo. Según los últimos datos publicados por el Banco de España el 15 de febrero del año en curso, la situación de la Balanza de Pagos en noviembre de 2005, con el superávit alcanzado por las operaciones de capital por importe de 6.361,1 millones de euros se ha revelado absolutamente insuficiente para compensar el abultadísimo déficit comercial acumulado de enero a noviembre del 2005 de 63.367,5 millones de euros. Como consecuencia de esta situación, y según estimaciones de la Contabilidad Nacional Trimestral, la economía española presentó a finales del año 2005 una necesidad de financiación de más de 58 mil millones de euros, lo que representa un 6,5% del PIB frente a los 40 mil millones del año 2004 (un 4,8% del PIB).

En cuanto al PIB por el lado de la oferta , los resultados anuales para el 2005 revelan:

  • Las actividades industriales siguen mostrando un ritmo de crecimiento mas débil que otras ramas de actividad como los servicios y la construcción. La tasa media del IPI (Índice de Producción Industrial) en el año 2005, corregida de efectos calendario, muestra que la actividad industrial aumentó, en media, en un 0,6% respecto al 2004. Este dato revela la desigual evolución de las actividades industriales durante el año 2005 que mostraron desaceleraciones del crecimiento durante los dos primeros trimestres del año y mejoraron esta tendencia durante dos últimos trimestres del año.
  • Las actividades de servicios y construcción continuaron mostrándose muy dinámicas a lo largo del año 2005.
  • Un año más, las actividades primarias han vuelto a mostrar un comportamiento contractivo, si bien se ha amortiguado ligeramente su evolución negativa respecto a la registrada en el año 2004 (tasa de crecimiento interanual de las actividades primarias en 2005 de 0,7%, frente al 1,1% del 2004).

Los buenos resultados alcanzados en términos de actividad en general durante el 2005 se han traducido en un favorable comportamiento del mercado de trabajo.

  • La tasa interanual de crecimiento del empleo en 2005 ha sido de un 3,1% cinco décimas mas que en 2004.
  • Por sectores económicos, en términos de evolución anual, el mayor crecimiento del empleo se ha registrado en el sector de la construcción (8,5% frente a 6,1% en 2004). El sector servicios ha mostrado un comportamiento idéntico al registrado en el 2004 (tasa de crecimiento interanual del 3,1%). El empleo industrial, aunque ha recuperado un crecimiento positivo después de que en el año 2004 mostrara tasas de crecimiento negativo, sigue creciendo de forma muy débil. (0,4% frente al 1% en 2004).

En lo que respecta a la productividad, y como consecuencia de los ritmos de crecimiento del empleo y la actividad en general, se ha registrado un incremento global de la economía de un 0,3% , lo que representa una caída de dos décimas respecto al nivel alcanzado durante el año 2004. Por último, es necesario destacar la importante desaceleración de los costes laborales por unidad de producto, que han disminuido en 6 décimas respecto al 2004 (tasa de crecimiento interanual en el año 2005 de 2,2%). Este crecimiento de los costes laborales por unidad de producto ha sido mas de 2 puntos inferior al registrado por la tasa de crecimiento interanual del deflactor del PIB durante el año 2005, reflejándose así el crecimiento de los precios internos de producción. Esto significa que no son los costes laborales los que generan tensiones inflacionistas, sino los aumentos de los beneficios empresariales que, aprovechando la fortaleza del consumo, han crecido durante el 2005 a un ritmo del 9,1% (un punto y medio mas que en el 2004) En definitiva, los datos de la Contabilidad Nacional referentes al IV trimestre del año 2005 muestran nuevamente que la economía española sigue manteniendo un perfil de crecimiento económico desequilibrado caracterizado por:

  • La contribución preponderante de la demanda interna, altamente dependiente del gasto en consumo, de la que se deriva la característica estructural negativa de nuestra economía de alta dependencia cíclica.
  • La negativa contribución de la demanda externa, que evidencia la dependencia de nuestro consumo interno de las importaciones.
  • Una insuficiente contribución de las actividades industriales nacionales que degenera en un aumento de nuestra dependencia externa, principalmente de productos de alta tecnología.
  • El bajo nivel de productividad del factor trabajo derivado por una parte de una insuficiente dotación de recursos de inversión en I+ D+ i y formación, y por otro de unos significativos niveles de precariedad en el empleo con elevadas tasas de temporalidad.

Estas graves carencias ponen a nuestro juicio de manifiesto la necesidad impulsar políticas que ayuden a equilibrar el modelo actual de crecimiento y que permitan modernizar el aparato productivo y competir en el nuevo escenario mundial.

Por todo ello, desde UGT apostamos por llevar a cabo las reformas necesarias para desarrollar un nuevo modelo productivo que permita afrontar los desafíos de pleno empleo, aumento de la productividad y mayor cohesión e inclusión social. En este sentido, para mejorar nuestra competitividad, es imprescindible mejorar la calidad del empleo y elevar las inversiones en capital humano (educación, formación y cualificación de la mano de obra) y físico (infraestructuras e innovaciones tecnológicas). Estos son los elementos que deben configurar el nuevo modelo productivo y que posibilitarán el desarrollo de un tejido industrial sólido y estable, comprometido con el medio ambiente.