6 de septiembre de 2006

Alfonso Guerra, presidente de la comisión Constitucional del Congreso de los diputadosAlfonso Guerra, presidente de la comisión Constitucional del Congreso de los diputados señaló en la Escola d’Estiu de la UGT-PV 2006 que teme que no existirá consenso para realizar la reforma constitucional que el Gobierno planteó al inicio de la legislatura.
Durante su conferencia, Guerra hizo un repaso a la historia constitucional, desde la Constitución de 1812 hasta la de 1978, reconociendo que muchas de las constituciones fueron fruto de una de las fuerzas políticas, a las que denominó bilaterales, prisioneras y tributarias, en el contenido y por el origen, ya que una sensibilidad se imponía a la ajena.

Alfonso Guerra, presidente de la comisión Constitucional del Congreso de los diputadosDe lo que se deriva la importancia de la Constitución de 1978, ya que por primera vez los españoles nos dimos un proyecto de organización política que servía para todos, aseveró. Un consenso que ha posibilitado 28 años de convivencia democrática y donde han gobernado desde el centro derecha, hasta la izquierda. Además, señaló, ha enraizado en los ciudadanos amparando derechos y soportando dos intentos involucionistas en 1981 y 1982. En realidad, la Constitución de 1978 supuso el cierre de un ciclo infernal de guerra y dictaduras.

En el año 1977, los dos partidos mayoritarios, UCD Y PSOE, consideraron que existían tres cuestiones fundamentales a realizar en dicha Carta Magna, garantizar la estabilidad y la libertad, poner las bases para un progreso social con el Pacto de la Moncloa, e involucrar en el consenso a los partidos nacionalistas periféricos con el Título VIII. Algo que se logró y que mantuvo la cuestión de una posible reforma lejos de los objetivos de los partidos políticos.

El problema surge, señaló, cuando desde el gobierno conservador del PP comienza a señalar quién es buen o mal español, demonizando a los nacionalistas periféricos, a lo que éstos contestan con un intento de reformar la Constitución de forma encubierta con las reformas de los estatutos de autonomía cuando se produce la derrota del PP en 2004.

Pero ¿es necesario reformarla?, preguntó. Para Guerra, si se toca la Constitución hemos de saber que cambiar lo que nos dado el mayor periodo de paz y prosperidad de nuestra historia, exige un consenso muy amplio. En cualquier caso los cambios se han de realizar con las condiciones que la propia Constitución indica, lo que obliga al entendimiento entre al menos las dos fuerzas mayoritarias, una cuestión que ve harto difícil por la negativa del PP a consensuar nada el partido en el gobierno.

En cualquier caso, Guerra desgranó los cuatro puntos de la propuesta del Gobierno. La mención del a Constitución Europea no la ve necesaria, puesto que quizá nunca entre en vigor y además el Tribunal Constitucional no lo ve estrictamente necesario, respecto a la discriminación por razón de sexo en la sucesión a la corona, señaló que parece ser la única que tiene consenso, pero que ve muy difícil que se lleve a referéndum únicamente ésta (en este sentido señaló que también existe una discriminación, en este caso contra el hombre en el artículo 58), nombrar a las Comunidades Autónomas en el texto (lo que considera difícil, pues no hay acuerdo en sus nombres y donde deben figurar) y por último la reforma del Senado que tiene la dificultad de alcanzar un acuerdo en cómo hacer las elección de los senadores.

Asistentes Escola d´Estiu de la UGT-PV 2006

Para finalizar, y respecto a los intentos encubiertos de cambiar la Constitución, mediante la supuesta reforma de los Estatutos de Autonomía, Alfonso Guerra reiteró que la Constitución de 1978 tiene un balance positivo también en este aspecto, ya que se ha realizado un a descentralización rápida e intensa que ejemplificó en el número de funcionarios de las distintas administraciones y en el gasto por administración. España ha pasado de ser el país más centralista de Europa junto con Francia a ser el tercer país del mundo sólo por detrás de Canadá y Australia.

En todo caso, el Estado debe recuperar ciertas competencias allí donde la experiencia haya demostrado su necesidad, como en la gestión de los incendios forestales o en el urbanismo, en referencia a la petición realizada por Cándido Méndez en la apertura. En todo caso estos intentos no podían cambiar el cuerpo constituyente que son todos los españoles, ni blindar competencias invirtiendo el orden constitucional, ni romper la solidaridad, por lo que las Cortes los modificaron, concluyó.

Escola d´Estiu UGT-PV 2006

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